Revolví mis puños que yacian inertes en el lodo, buscando abrazar un fantasma, ese espíritu edonista y bullangüero llamado amor, pero de a poco me esta sacando el demonio que habita el desierto de mi mente, extrayendo las gotas de oscuridad que cual residuo, engrasan el piso de mi alma, acalorada discusión entre mi mente y mi alma, estan asfixiandose una a la otra de a poco, como quien no quiere la cosa, el silencio se hace estruendoso, y la locura llena mis venas de nuevo, mis ojos estallan en pedazos vítreos que rasguñan mis entrañas como garras de una bestia cuyo reflejo es mi propia cara, se ahoga entre las ganas de ser el principe azul, entre las ganas de ser quien soy, entre las ganas de seguir amando esos ojos verdes, que a ratos me hipnotizan me apasiona y que a ratos me apuñalan con desprecio y apuntando con el dedo mis intentos, mis errores, mis ojos, mi alma, mi llanto, se burlan de tanto en tanto, del enjendro que soy a su vista, por las noches les lloro, por el día les imploro, pero en mi vida no hay mas ojos que esos tuyos de mirada segura.
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