Me escondí tras una sonrisa, vestí mi alma de blanco, vi que el aire volaba las cenizas y de cierto modo resurgí, tropecé con la pregunta de un porque y para cuando, la presión de ir y vivir, cuando leo sonrisas yo me alegro, cuando yo me río solo hay hiel, son tan paganas mis heridas que en lugar de sangre escurren miel, y en los besos que supura el espíritu se denuncia el interes, no por voracidad, si no por falta de aquel.
Le ruego al sempiterno me permita oradar los puntos densos del tiempo-espacio, que deje que mire a sus adentros, para calmar mi enojo, y llorar a ratos, no se que está sucediendo, todo es torbellino, todo esta lejos, del sentir y el pensamiento, lodo roto a pedazos, fragilidad de sentimientos.
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