Estoy cansado de escuchar el clamor de vacio haciendo eco en las paredes de mi alma, con un latido distante contestando un llamado necio y desesperado, abducido en una burbuja, conociendo prioridades, este ser humano aun se mueve y lucha contra las ataduras de una soledad autoimpuesta, dispuesto a creer vagamente en un sentimiento enceguecedor y en el que se pierde conciencia del universo propio, estimulante pero lacerante, enriquecedor pero devastante para la persona individual, inspirador pero necio.
Este cansancio me lleva a mirar las cosas desde lo alto de mi desdicha, con el riesgo de caer y caer un poco mas cada vez, frustrado, molido, cada día con la tortura de amanecer solo, de mirar los besos ajenos con asco y envidia, de mirar los brazos y cuerpos ajenos con deseo y placer culposo, instigado por una pequeña pasión incendiando lo poco que queda de mi corazón, deseando y suspirando por un momento intimo y taciturno en el que se borre la memoria y pueda comenzar la construcción de una nueva historia.
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