Ante esta duda, opto por regresar a mis origenes, a las raices que tanto me han visto sangrar, lamer mis heridas y levantarme, tropezar, resbalar y aun herido seguir caminando en este largo y tedioso camino de las letras, por amor dispuesto a todo, pero negar mis raices y borrar mi inspiración seria suicidio.
Hoy retorno con la fuerza de una boca y unos ojos que no son los propios, que son ajenos a mi persona, pero tan afectivos que el deseo que me provocan hace que se derrita mi razón y se inunde mi líbido.
Comerme a besos ese rostro es lo que hoy me hace soltar la mano y empuñar la pluma digital y plasmar palabras que a veces sin sentido, que a veces sin desear, que a veces meditadas, a veces sin respirar, pero colmadas de mi escencia, tan perfumadas con la podredumbre de mi alma y la dulce miel de un hombre que supura candides cuando mira tus ojos.
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