Traslade mis sentidos hasta despertar a tu lado, ignorando la tempestad en tus ojos y la marejada en tus labios, vi rodar la roja mole desde tus ojos, esa que forma lagrimas de sangre y revienta en las esteras de mi alma, robando un poco esa humanidad ya tan esquiva e inconsiente. En tus palmas las lijas que raspan mi escencia, hirviendo las paredes de mi espíritu en una caricia simple, en mi boca, un trago de cicuta para pasar el dulce sabor de tus besos mientras muero. Y al paso del tiempo podrir mi cuerpo en presencia de tus ojos verdes y derramar mi sangre ente la opulencia de tu blanco pecho, y asi esparcirme por tu cuerpo y bañarlo con la herrumbre de un alma vieja.
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